martes, marzo 22, 2005

Un adiós

Nadie me cree, seguramente porque ya lo he dicho antes y no lo cumplí, pero esta vez va en serio: dejo el voley. Me ha dado muchas satisfacciones y hemos pasado mucho, muuuucho tiempo juntos. Por eso ya es hora de despedirse.
Cuando te empiezas a sentir obligada a hacer aquello que antes te reportaba alegría tan sólo con nombrarlo, malo. Malo, cuando no tienes ganas de ir a entrenar y te auto-obligas a ir, porque has asumido una responsabilidad que tienes que cumplir. Malo, cuando se te viene a la mente todo aquello que te estás perdiendo por jugar/entrenar... Malo, cuando empiezas a plantearte cosas que antes ni se te pasaban por la cabeza. Malo, cuando en la balanza pesa más lo malo.
Por eso ya me voy, aunque no muy lejos (seguiré viendo partidos, ayudando como entrenadora y jugando alguna pachanga que otra, seguramente). El voley me ha brindado la oportunidad de conocer personas excepcionales, incluso en mi último año. A mis mejores amigos los conocí gracias al voley, que sin duda ha sido uno de los pilares de mi vida. Este deporte me ha aportado mucho...
Pero ya toca colgar las rodilleras... después de 18 años creo que se merecen descansar, no?