viernes, noviembre 26, 2004

¡Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor!

Llevo días tarareando la misma canción. Y a pesar de eso, me sigue gustando.
Las canciones son entes extraños que nos acompañan en nuestro diario caminar... o estar sentados, de pie, tumbados, correr... en nuestro pasar por la vida, vamos, sea de la forma que sea.
Hay canciones que te traen "recuerdos de otros tiempos" y canciones que consiguen que ciertos momentos se hagan imborrables. Hay canciones que nos ayudan a estar tristes cuando lo necesitamos y canciones que nos levantan el ánimo cuando nos hemos cansado de estar tristes. Sólo hay que cambiar el CD (disco, cassette, emisora de radio... o pedirle a la vecina de al lado que cambie el repertorio, según el caso) y voilà! Tal vez no sea inmediato, tal vez no sea un cambio brusco, pero la magia de la música va haciendo mella.
¿Y todo esto a qué viene? A una frase de Rayuela, de Cortázar (que estoy leyendo ahora) que da título a este post, por cierto. También es que estoy un poco acatarrada (el paseo por Madrid, ya se sabe... qué frío!) y la garganta no me permite canturrear cuanto quisiera. Y se me nota. Se me nota en el humor y en la voz.
¡Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor!
Tengo hambre.

viernes, noviembre 19, 2004

Vencida a desgana

Tengo una amiga que dice que no hay nada peor que la Nada.
La Nada te envuelve y te encierra en casa, a solas con ella, con Nada. La Nada te embriaga. Y después, se trae a su hermana, Desgana y la invita a hacer nada en tu propia casa. Y poquito a poco, a poco, poquito... Desgana te gana. Qué poca la gana que hay de salir! Bendita Desgana!
Yo con esta fiaca me quedo en la cama hasta pasado mañana.

lunes, noviembre 15, 2004

Ganamos!!!!

We've won! We've won!

jueves, noviembre 04, 2004

Elecciones USA

No lo he podido evitar, tengo que comentar algo sobre las elecciones estadounidenses. Y eso que yo no soy mucho de meterme en política, eh, pero es que... me lo pide el cuerpo.
Me siento impotente. Sí, me siento muy impotente y no porque haya ganado uno u otro (no voy a entrar en eso, además, todavía no terminó el recuento, no?) sino porque no he podido participar en esas elecciones. Y dirán, con razón, pero esta mujer qué dice?! Si las elecciones fueron en Estados Unidos y ella no es estadounidense! Ya, pero al fin y al cabo, seas de donde seas, dependes en mayor o menor medida de esa nación, de esa primera potencia (nos guste o no). Ya sé que es muy ridículo lo que digo: que todos los habitantes humanos del planeta tengan opción a votar en las elecciones de USA, pero es que... (¡!) Después, claro, acataría la decisión de la mayoría, que para eso es una democracia, pero al menos me sentiría partícipe... desvaríos míos, ya lo sé, no me lo tengan en cuenta.
Y por seguir desvariando y metiéndome en la vida política estadounidense... ustedes no extrañan a Bill Clinton? Porque sería un sinvergüenza a nivel personal y se liaría con cuanta becaria anduviera suelta, pero si se volviera a presentar a las elecciones, yo lo votaría... claro, en caso de que me dejaran votar, jajajajajaa. Al fin y al cabo, qué es lo importante en un presidente de gobierno? A mí, como no soy su mujer, me daba igual que Clinton tuviera los líos que quisiera, mientras llevara los asuntos del país (y la política internacional) por buen camino... repito, no lo echan de menos?